sábado, enero 18, 2020

40

En unos minutos cumpliré años, 40... (silencio)

Estoy a punto de acostarme, por primera vez en varios años las puertas de mi closet están cerradas, desde la primera semana de enero, empece a acomodar el closet, he sacado muchísima ropa, compré gaveteros plásticos y puse a lo interno del closet, doble la ropa con el método Kodomari, y hoy me dio por limpiar los bolsos, botar unos, regalar otros y finalmente, cerrar las puertas.
Esto es simbólico, el otro día pensaba que mi desastre de vida es como mi habitación de desastrosa, y venía pensando en el principio del vacío, hacia cuánto no sacaba ropa? No recuerdo... pero después de pensar en ello y darme cuenta que viene el Año Nuevo Chino el próximo 24 de enero, y que inicia todo un nuevo ciclo, pensé que yo también debía hacerlo y aquí estoy, me falta todavía, básicamente tres cosas, doblar pantalones, limpiar y botar cosas del escritorio y limpiar la ventana.

Hoy en la mañana se me vinieron las lágrimas (es tan fácil llorar cuando uno se baña!) y me prometí que no lloraría, que no lloraría por sentirme fracasada al no tener una familia, no tener una persona que me haya propuesto matrimonio y haber construido una aventura como hacer una casa, porque al tener 40, hasta las probabilidades de un hijo se ven mermadas, y aunque se me aguan los ojos, prometí no llorar.

Y aunque hoy me escupieron comida en mi sopa, y la pizza que íbamos a comer la tenía que pagar yo (nota metal, al cumpleañero se le celebra una vez al año, y no debe pagar y más si siempre lo hace!), bueno, al final ni pizza, ni sopa!

Son 40, y lo curioso es que siempre me pasa, no lo imaginé así, pensé que tendría media vida resuelta o resolviendo cosas de los hijos, definitivamente, que Dios se ha reído tanto de mi, al escucharme con esos planes de vida, tan simples, tan comunes, que quien sabe que querrá de mi. Tal vez que tome decisiones, como valorarme más, como quererme más, para que la gente que venga a mi vida me ame realmente...

40, que número más raro, en China es de mala suerte, porque la pronunciación es la misma que la palabra muerte, entonces ellos evitan hasta poner el número en los edificios, especialmente habitacionales.

Bueno, mi ciclo ya empezó, matriculé mandarín, estoy ordenando mi cuarto, y se que tomaré control de mi vida, y quien sabe a lo mejor alguien me quiera para siempre en su vida...